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¿Cómo enfrentarse al relevo generacional de una pyme?

Preparar adecuadamente al heredero de la empresa familiar es una cuestión de especial importancia para la supervivencia de estas pymes. En algunas compañías se elaboran planes de sucesión o de relevo generacional, donde quedan especificados los detalles de cuál debe ser la trayectoria del sucesor de La empresa familiar. Si bien no es imprescindible elaborar este tipo de documentos, existen una serie de cuestiones que sí conviene tener en cuenta.

Planificación

El relevo generacional puede durar entre cinco o diez años. Es por ello el proceso de sucesión debe prepararse de forma paciente en función de las necesidades de cada empresa. Muchas veces el dueño de la empresa comete el error de aguantar demasiado al frente de la empresa, y ello puede generar frustración en el heredero. Lo ideal es hablar de esta cuestión y planificar el momento de la cesión del gobierno y también el de la transmisión de la propiedad.

Preparación del sucesor

Es importante que la persona que tomará el relevo tenga la adecuada formación para las exigencias del nuevo puesto y pueda hacerse cargo de la empresa. Es imprescindible tener formación académica relacionada con la dirección de empresas que le capaciten para dirigir la compañía. Del mismo modo que necesita conocimientos especializados sobre el oficio. Además, se le deben exigir valores relacionados con la cultura de la empresa.

Experiencia

Es aconsejable que el heredero haya trabajado en otras compañías del sector para adquirir experiencia y conocimientos de otras formas de gestión, y que luego pueda aplicar al negocio familiar. De esta manera, no se trata de replicar la gerencia actual, sino de adaptarse a las nuevas condiciones que se esperan en un nuevo entorno competitivo.

Incorporación del sucesor

Debe ser paulatina, de manera que vaya conociendo progresivamente las claves del funcionamiento de la empresa. Lo recomendable es otorgarle una responsabilidad directa y que sea medible. Una vez hecho esto, hay que darle independencia para desarrollar esta tarea. No se debe caer en el error de encomendar tareas demasiado imprecisas que sean difíciles de valorar su rendimiento. Lo mejor es que se acostumbre a tener una cuenta de resultados propia.