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Persiste la desigualdad salarial

En el informe mundial sobre salarios 2016/2017 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)  publicado esta semana, se  analizan las remuneraciones de los trabajadores en el 2015, y se estudian las desigualdades que persisten en los lugares de trabajo y entre unas empresas y otras.

En primer lugar, el estudio pone de manifiesto que el crecimiento del salario real mundial comenzó a recuperarse en 2010, pero volvió a desacelerarse a partir de 2012, para volver a descender en 2015 del 2,5% al 1,7%, llegando de este modo, a su mínimo histórico en cuatro años.

No obstante, existen diferencias entre los países en estos datos. Mientras en los emergentes y en desarrollo los salarios se frenaron en 2015, en las naciones más desarrolladas del G-20, las retribuciones aumentaron desde el 0,2% de 2012 al 1,7% en 2015, la tasa más elevada de los últimos diez años.

Por otra parte, en la segunda parte del estudio, aquella en la que se aborda la desigualdad en el lugar de trabajo, se explica que en la mayor parte de los países los salarios van subiendo paulatinamente en casi toda la distribución salarial, aunque al llegar al 10% superior se registra un aumento drástico, en especial en el caso del 1% de asalariados con el nivel máximo de remuneración.

En relación a estos datos, el informe indica que los salarios y la desigualdad en el trabajo no vienen determinados solo por el perfil de las personas en términos de competencias (edad, estudios, experiencia, sino que hay otra serie de factores determinantes, como el género, el tamaño de la empresa, el tipo de contrato y los sectores a los que pertenecen los trabajadores.

Por último, en este contexto, la OIT propone algunas posibles soluciones para combatirla desigualdad salarial. Así pues, se propone fomentar un mayor crecimiento salarial allí donde sea posible, además de apostar por las negociaciones colectivas, la autorregulación de las remuneraciones excesivas en las empresas, y la promoción de la productividad.