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Cómo funciona nuestro cerebro en el trabajo

Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo trabajando, por lo que el espacio de trabajo se convierte en el segundo factor que determina la satisfacción de un trabajador. Según un estudio llevado a cabo por la multinacional Steelcase, sólo el 59% de los empleados se siente satisfecho con sus oficinas; encontrándose los trabajadores más satisfechos en EEUU, Alemania y Turquía. A la cola del ranking se encuentran España y Francia.

Además, las distracciones en el trabajo se han convertido en algo habitual durante la jornada, donde un tercio de los trabajadores de todo el mundo no logra concentrarse en sus oficinas.

Principales causas de distracción

Las conversaciones en voz alta, la sobrecarga de e-mails, las continuas llamadas de teléfono o las distracciones mentales, hacen que cada empleado pierda una media de 86 minutos de su tiempo de trabajo. Y si multiplicamos este tiempo por cada día y trabajador, el resultado aumenta, traduciéndose en pérdidas en la cuenta de resultados de la empresa.

¿Qué pueden hacer las empresas para mejorar el ambiente?

Apostar por el silencio, habilitar espacios que permitan disponer de momentos de privacidad y el aire fresco, son elementos facilitan la concentración y que los empleados valoran y demandan.

Un buen diseño del espacio de trabajo repercutirá positivamente en los trabajadores, propiciando la concentración, que aumentará el bienestar y la productividad en la empresa.

Cómo funciona el cerebro en el trabajo

Existen multitud de mecanismos biológicos implicados en la actividad de la atención. La corteza prefrontal es quien dirige nuestra atención, pero se han encontrado otros aspectos que influyen; nuestro estado psicológico. Cuando estamos cansados, nos cuesta prestar atención y cuando estamos excitados, la menta pasa de una cosa a otra constantemente.

Otro sistema clave es el sistema límbico, responsable de que prestemos atención a los estímulos externos. Así como nuestros propios pensamientos y preocupaciones, que también hacen que nos distraigamos con mayor facilidad.

La concentración, un recurso limitado

Mantener activa la concentración durante las 8 horas de la jornada laboral es prácticamente imposible, ya que es un recurso limitado. El cerebro consume energía, y las actividades como el análisis o la planificación consumen grandes cantidades.

Pero podemos aprender a concentrarnos. Uno de los descubrimientos de la neurociencia es la neuroplasticidad. Demuestra que las personas podemos cambiar la estructura física de nuestro cerebro creando, reforzando y consolidando las redes neuronales. Esto significa que, en lugar de sucumbir a las distracciones porque estamos intentando retener en nuestra mente muchas cosas al mismo tiempo, tenemos oportunidades reales de entrenar el cerebro para que adopte hábitos positivos.

Si cambiamos nuestros hábitos podremos obtener un mayor control sobre nuestros cerebros y, por ende, sobre nuestras vidas.