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Cada vez son más las empresas que se han dado cuenta que el trabajo no tiene por qué ser un lugar monótono, y que una vida laboral rutinaria, donde los empleados se sienten cansados, abrumados y desmotivados, puede llegar a conducir a pérdidas económicas  e incluso al fracaso en los negocios.

Por esta razón, en estos últimos años, con la intención de hacer aumentar la productividad en las empresas y motivar a los empleados, se han creado un sinfín de actividades lúdicas para trabajadores dentro y fuera de los horarios de oficina, para generar, de este modo,  un sentimiento de equipo y hacer que estos se diviertan al mismo tiempo que se sienten orgullosos de su empresa.

Sin embargo, es importante definir el objetivo que se pretende alcanzar con este tipo de planes, para poder crear una actividad en función de estos fines sin que nadie se siente desplazado o fuera de lugar.

Por ello, es fundamental que este tipo de actividades provengan de una estrategia más global acorde con las metas de la propia empresa y siempre contando con la posibilidad de ser rechazada, de no ser así, se quedará en una mera acción lúdica y, en el peor de los casos, una actividad incómoda y sin sentido para los empleados.

Así pues, la implicación de los trabajadores en este tipo de actividades debe ser el eje alrededor del cual se organicen estos momentos de diversión, de lo contrario, el resultado no será el deseado ni para la organización ni para su equipo humano.